Historias de vida del rugby juvenil

Presentamos una historia del Rugby Juvenil, en la que conocemos un poco acerca de la vida de Franco Castro jugador de la M19 de PAC de General Rodríguez.

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Franco Castro – PAC Gral. Rodríguez

Tiene 17 años y lo normal sería que todavía no tenga muy en claro sus objetivos en la vida, si una vaga idea, o lo que sus papás le fueron inculcando. Pero cuando lo que impulsa es la pasión, no hace falta indagar mucho en psicología. Y algo así es lo que se encuentra al conocer a Franco Castro, su mamá y su club.

Antes de que el rugby conquistara su vida, pasó sin éxito por otros deportes. Tenía un objetivo que alcanzar: bajar de peso por un problema respiratorio y, principalmente, para dejar de recibir cargadas por ello. En solo un año no solo logró llegar a su peso ideal, sino que además sumaba un grupo de amigos que hoy lo acompañan dentro y fuera de la cancha. No más bullyng. Encontró un lugar de pertenencia, y ya no duda sobre cuál es el deporte que quiere hacer ya que sus días, desde hace cuatro años, cambiaron para siempre.

Consultado sobre si tenía cábalas, amuletos o algún recuerdo especial… se fue del comedor donde compartía unos dulces mates con Lorena, su mamá de ojos negros brillosos y orgullosos, y volvió con dos cosas en la mano: una ovalada desinflada y un short firmado por los Argentina Legends (Pumas Classics), regalo del «Uru» de Matreros por su desempeño durante el 2017 en PAC. Y esa su única ovalada, que ni color, ni costuras, ni nada, solo forma ovalada, que infla cada hora para que aguante…

Fran va al club todos los días de la semana. Queda muy cerca de su casa, a cuatro cuadras y va caminando por calles de tierra llenas de pozos, ideal para precalentar antes de llegar a P.A.C. de Gral. Rodríguez. Además de jugar desde que tiene 16 años, entrena divisiones infantiles dos veces por semana, para enseñar a los chicos que el trabajo en equipo es posible porque todos están juntos.

Es época de vacaciones y en el club no hay nadie. Solo el guardia y el jardinero, pero Franco tiene un juego de llaves del vestuario. Cuenta que le gustan mucho más los partidos difíciles, que esos que ganan por afano. Consultado por el clásico de PAC, cuenta que no siente esa rivalidad con nadie. Dice que ama jugar y punto. ¿Su día especial? El que compartió cancha en el amistoso con Jaguares, está convencido que Dios lo eligió para ir ese día.

Una sola vez se lastimó el hombro, jugando de pilar. Por miedo a lo que ya sabía que el médico le iba a decir, no fue ni a hacerse una placa. Aguanto tres semanas el dolor, hasta que su madre lo llevo de prepo. Fue la primera vez que estuvo sin jugar y debía guardar un mes de reposo. Pero a la tercera semana, viendo jugar a su equipo al que le faltaba un jugador, hizo que jugara igual, así como estaba. Sobre su posición en la cancha dice que se siente pleno jugando como ala izquierdo, pero acepta lo que decida el entrenador dice. Por eso empezó como pilar, fue segunda línea dos veces y hooker.

El rugby le dio amigos sinceros, verdaderos, reconoce en él una mejor persona, menos egoísta, sin dudas le cambio la vida, dice muy seguro «…hasta tu rival puede ser tu amigo…»

En el vestuario, continua la charla, abierta y sincera. «Quiero ser Puma», responde cuando se le pregunta si apunta a llegar lejos con el deporte y todos a su alrededor enmudecen. Su madre, antes de salir para el club, le repitió cinco veces que debe rendir las materias y terminar el secundario. Está buscando trabajo y este verano no pudo irse de vacaciones.

Espera ansioso el miércoles, cuando todos vuelven a entrenar. El nunca dejó, como confirmando que sabe muy bien lo que quiere. Tiene claro que el rugby «es una enseñanza de vida…».