Proyecto solidario EL RUGBY DA UNA MANO

El Rugby del Club Ciudad de Buenos Aires está desarrollando un Proyecto Solidario con el objetivo colaborar con las comunidades que viven una realidad muy diferente a la de los grandes centros urbanos.

En esta oportunidad, se trata de ayudar al Colegio Secundario, Albergue de Montaña N° 8214, «El Alfarcito», ubicado en Quebrada del Toro, Provincia de Salta, aportándoles los medios para colaborar con la construcción de instalaciones que mejorarán la actividad escolar y que contribuirán a su desarrollo y calidad de vida.

El Alfarcito tiene para nosotros un valor especial.
Su fundador el sacerdote Sigfrido Maximiliano Moroder, para todos «el Padre Chifri», fue jugador de Rugby de nuestro Club Ciudad de Buenos Aires.

Chifri fue un ejemplo de lucha inquebrantable ante las peores adversidades y un ejemplo de solidaridad, dedicando su vida a los demás. Este hombre que tomamos como ejemplo, aún después de sufrir un accidente realizando un vuelo deportivo en parapente que lo dejó parapléjico, continuó su obra recorriendo las comunidades de la Puna salteña con bastones canadienses y le valió por su espíritu de lucha ser elegido «Abanderado de la Argentina solidaria en 2010».
«El Rugby da una mano» quiere hacer un homenaje a este enorme ser humano.

De esta manera, estamos apoyando a quienes más nos necesitan y simultáneamente difundiendo los principios básicos de nuestro Rugby: la Solidaridad, la Humildad y el Respeto.

PUESTA EN MARCHA DEL PROYECTO

Se ha contactado a la Fundación «El Alfarcito» con el objetivo de organizar la manera de concretar los aportes de fondos y donaciones que se reunirán para ayudar a la primera Escuela Albergue de Montaña » El Alfarcito » donde estudian unos 100 chicos de comunidades originarias, que viven en condiciones socio ambientales extremadamente desfavorables.

También se contactó al Jockey Club de Salta, participante de los campeonatos de Rugby en la Unión de Salta, a los efectos de concretar un partido a beneficio en dicha ciudad que se llevaría a cabo el primer fin de semana de noviembre de 2012.

¿DE QUE FORMA COLABORAMOS?

• Reuniendo todas las donaciones posibles (alimentos no perecederos, calzados y aportes contribución) a través de la difusión del Proyecto.

• Viajando a la ciudad de Salta con una delegación aproximada de 30 integrantes entre jugadores y dirigentes, con el propósito de disputar un partido amistoso de Rugby con el Jockey Club de Salta con el objeto de reunir donaciones a beneficio de El Alfarcito.

• Visitando a los chicos en la Escuela Albergue para transmitir personalmente nuestro mensaje de afecto y hacer entrega de los aportes reunidos

Por último, creemos firmemente que la difusión del Proyecto no solo contribuirá a llevar adelante con éxito nuestra tarea solidaria, sino que será el disparador de nuevos proyectos en otras instituciones vinculadas al Rugby y al deporte en general.

¿COMO PUEDE COLABORAR CON EL NOSOTROS?

Ante cualquier consulta, no duden en comunicarse con el Rugby del Club Ciudad de Buenos Aires.

Agradeciendo esta posibilidad de hacerles llegar nuestro proyecto y esperando contar con su colaboración, saludamos a ustedes atentamente.

Así comenzó la historia…

Era uno de esos días en los que Argentina, como tantas otras veces se empeñaba en caminar para atrás.

Era un día lluvioso y frío de julio. El paro general no había achicado al grupo que firme, se juntaba en la esquina de Libertador y Republiquetas, como siempre de buen humor. El club se había cerrado.

Ese fue el momento.

Alguien dijo:

«Muchachos en este día tan especial en el que nadie esta haciendo nada por los demás, en que todo esta parado, quisiera proponerles hacer algo de lo que tal vez nos podamos enorgullecer toda la vida.

Porque no nos proponemos ayudar a alguien que nos necesite.

Y porque no ayudar a un grupo de chicos a los que podemos además darles una palabra de aliento para que se animen a ser algo en la vida.

Los que estén dispuestos a comprometerse, sin ninguna obligación, que me lo diga.»

Se hizo un silencio mezcla de respeto y emoción. Estábamos por tomar una decisión poco frecuente en los argentinos de hoy. Estábamos por dar la mano sin pedir nada a cambio.
Estábamos por hacer algo que no era lo nuestro.

Estábamos aceptando una realidad distinta a la nuestra, la triste y aguda bofetada de la miseria. ¿Nosotros podríamos hacer algo? O quedaría una vez más en las remanidas buenas y políticas intenciones.

Pero… en el Rugby, la palabra vale.

Queda todavía esa isla donde se puede confiar. Donde los principios son. Donde los principios se recuerdan, pesan y a veces duelen.

Se escuchó:

«Vieja, podes contar conmigo, yo estoy a muerte!» Y fue un SI!! general.

 

Ese día corrimos pensando, quizás no en el partido que venia, ni en la jugada de fowards que combinaba con el remate de los tres cuartos. Ese día corrimos, pero en realidad… dimos solo un paso.

El enorme paso que da el hombre para convertirse en ser humano.

La Vieja
Luciano Cazenave
26/10/01

El Alfarcito

Siguiendo por la Ruta Nacional Nº 51, en el Km. 87, y a 10 Km. de Gobernador Manuel Solá, se llega al Paraje El Alfarcito (2.800 m. s/nivel del mar), un lugar encantador por su geografía, sus paisajes y la cordialidad de su gente; la cual posee una fuerte identidad cultural, orgullosa de su pasado y con renovadas esperanzas en el futuro.

De esos sentimientos y valores ancestrales, que se conservan intactos en el tiempo, surge el deseo y gusto de cantar coplas, transmitir relatos y creencias propias del lugar.

La fe y devoción de los pobladores se renueva todos los años con la celebración del Patrono «San Cayetano», la cual tiene lugar en el mes de agosto, con la misa, procesión y el tradicional baile de los suris.

Las familias que residen en el lugar, realizan trabajos de artesanías, poseen una economía de subsistencia basada en la producción agrícola y la cría de cabras y ovejas.

El Abanderado Solidario

La historia del padre Chifri es un ejemplo. Desde chico mostró su fortaleza y su predisposición para el deporte. Apenas se ordenó de cura pidió ir a misionar a uno de los lugares con mayores necesidades insatisfechas de Salta. Allí el sol castiga como loco, por la noche la temperatura baja 20 grados bajo cero y te congela los huesos y hay pequeñas comunidades de pastores de cabras que viven a 5 mil metros de altura, cerca de Dios pero lejos de la equidad social. Son pocos los que se acuerdan de sus escuelas, de sus vacunas, de sus hijos.

El padre Chifri se dispuso a llevar su mano solidaria y el mensaje cristiano a 25 parajes perdidos en el mundo y 18 escuelitas mucho más que humildes. Un día se dio cuenta que podía aprovechar sus condiciones deportivas para llegar mas rápido y mejor. Lo hacía en parapente. Era imponente verlo llegar desde el cielo. Posarse como un pájaro de fe en la tierra y predicar con el ejemplo. Se convirtió en un personaje muy querido por todos los campesinos.

Lo veían llegar desde lejos al padre Chifri. Cuando había un enfermo que socorrer o alguien que necesitaba resolver un problema, un poco en broma, un poco en serio decían: «Ahora viene volando el padre Chifri». Y al poco tiempo el cura volador aparecía recortado en el horizonte de esas montañas maravillosas con el paisaje y mezquinas con sus habitantes. Hasta que un día ocurrió la tragedia. Un maldito remolino le provocó una caída de 40 metros. Cayó pesadamente y quedó inmovilizado. Con dolores tremendos y problemas respiratorios que lo dejaron al borde de la muerte. Cuando recuperó la expectativa de vida, tozudo, peleador y con un coraje sin igual salió a desafiar el pronóstico que decía que nunca más volvería a caminar.

Había que verlo al cura Chifri, con una voluntad de acero, haciendo los ejercicios de rehabilitación para dejar esa silla de ruedas que lo encarcelaba. Nunca fue un hombre de bajar los brazos con facilidad. Hizo un esfuerzo monumental y demostró una constancia terrible. Es que el tenía oculto un deseo íntimo que le daba una fuerza invencible: quería volver a la puna. Con su gente. Esa montaña lo había traicionado pero él quería regresar para no abandonar a su pueblo. Y un día milagroso, apoyado en sus bastones, el padre Chifri se apareció por su lugar en el mundo. Los campesinos emocionados no lo podían creer. El padre Chifri lo había logrado. Había vuelto a darles una mano. Esta vez no había llegado por el aire.

Esta vez había llegado caminando lentamente, con mucha dificultad pero con una energía envidiable y contagiosa. Porfiado el cura. No se resignó jamás a la silla de ruedas. Combatió con fuerza para seguir su tarea solidaria, su misión sacerdotal. Y siguió con su tarea de amar a su prójimo como a si mismo. De hacer el bien sin mirar a quien. De ponerse a disposición de esos argentinos olvidados por todos que vivían hacinados en sus ranchitos precarios y que casi ni conocían el dinero ni la justicia. Se alimentaban como

podían con las pocas verduras que cultivaban y con las cabras y ovejas que son parte indisoluble de sus vidas. El padre Chifri continuó con su tarea titánica. Poniendo el grito en el cielo contra las injusticias. Y ayudó a crear comedores escolares en las escuelas, a instalar invernaderos para conseguir más y mejores alimentos.

Les ayudó a comercializar mejor sus artesanías. Se puso al servicio de los más débiles. El objetivo fue que cada uno se gane el pan con el sudor de su frente. Empezó a recorrer la zona con un viejo colectivo que le regalaron. Lo pintó de mil colores y lo bautizó el colectivo de los sueños. Dejó de cruzar el cielo con sus alas prestadas. Y aún así llegó a lo más alto de la solidaridad y el compromiso.

El día que El Alfarcito quedó de luto

El 23 de noviembre de 2011, a las 10.30 de la mañana, Radio Salta dio la información:

«El Padre Chifri falleció esta mañana producto de un infarto. Hace unos meses que no se encontraba bien de salud. El padre trabajó arduamente para que los chicos de «El Alfarcito» tengan un mejor nivel de vida. El sacerdote fue un ejemplo para la sociedad».

Y todo El Alfarcito quedó en silencio.

Toda la comunidad educativa quedó consternada y el mayor impacto lo sintieron los niños.

Más tarde el viento y las oraciones murmuraron el pedido por su alma.